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Liderazgo de Steve Jobs.


Enviado por   •  25 de Enero de 2016  •  Biografías  •  1.441 Palabras (6 Páginas)  •  481 Visitas

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STEVE JOBS

Steve Jobs es uno de los fundadores de Apple que se ha convertido en una de las figuras más representativas de los últimos tiempos. Su nombre es sinónimo de innovación, liderazgo y éxito. Su personalidad arrolladora, su intuición para los negocios y su carisma hicieron de él un gurú de la tecnología que logró convertir a su empresa, Apple, en la compañía de innovación tecnológica más importante del mundo. Sin embargo, este personaje no solo es comúnmente reconocido por el legado que ha dejado en el mundo de la tecnología, sino también por el peculiar estilo de liderazgo que ha podido desarrollar a lo largo de su trayectoria.

En primera instancia, Steve Jobs es considerado por muchos como un líder ya que se suele tomar como ejemplo de líderes a las grandes personalidades que han sabido dirigir su mente y negocios hacia el éxito, y que incluso han revolucionado toda una industria. Pero esto no hubiera sido posible sin una serie de eventos transaccionales entre el líder y sus seguidores. Jobs es recordado como un líder carismático, visionario y capaz de inspirar a la gente a su alrededor, pero también autoritario e incluso tirano como evidenció Walter Isaacson en su libro “Steve Jobs, la biografía”. Por ello, se puede considerar que Steve impartió un liderazgo reactivo, pues tenía una personalidad fuerte y dominante, lo cual generó que este tipo de liderazgo atraiga a otros genios a trabajar con él, armando un gran equipo de trabajo. Por ejemplo, en la época en que construyeron el Macintosh, los empleados de Apple trabajaban bajo horarios extremadamente desgastante, sin embargo, se sentían afortunados de trabajar en productos de vanguardia. La inspiración que Steve Jobs impartía a sus trabajadores era inmensamente especial, ponía en práctica una técnica llamada “Campo de distorsión de la realidad”. Uno de sus empleados explicó esto como: “nos convencía de cualquier cosa, nos mostraba que la realidad era algo completamente manejable, […] hacía lo imposible porque no sabías que era imposible” (Isaacson 2011: 35). Según lo anterior, dado el liderazgo reactivo de Jobs, se refleja el estilo controlador de este, en donde su impulsividad revela la medida en que él creía que el valor y la seguridad está relacionada con alcanzar un logro a través de un trabajo duro y extenuante, lo cual le permitió a su equipo alterar el curso de la historia de la informática. Asimismo, este personaje mostraba deseos de ambición y perfección, pues en dichos años la competencia se encontraba en su máxima expresión. Es así que una de sus respuestas, según Isaacson (2011), ante las acusaciones de tirano y duro, fue: “mi trabajo no es llevarme bien con las personas sino conseguir que lo hagan cada vez mejor”. Solía explicar que hay gente que no está habituada a trabajar en sitios donde se exige excelencia. En una entrevista explicó que era imprescindible que fuera duro ya que, decía, “la innovación no tiene nada que ver con el gasto en I+D. Cuando creamos el Mac, IBM gastaba 100 veces más en investigación. Se trata de buscar el liderazgo. Y eso exige mucho esfuerzo”. Asimismo, Jobs no sólo era sinónimo de capacidad, sino de rivalidad sin medias tintas, mostrando rasgos agresivos. Frente a lo manifestado por Bill Gates con relación al iMac presentado el 6 de mayo de 1998: “Lo único que Apple está ofreciendo ahora mismo es una innovación cromática. No creo que nos lleve mucho tiempo alcanzarles en ese campo”, Jobs, contestó: “Nuestros competidores no parecen darse cuenta y creen que es una cuestión de moda, creen que solo tiene que ver con el aspecto superficial. Ellos piensan que dándole un poco de color a una chatarra de ordenador también tendrán uno como este” (Isaacson 2011: 188). Por otro lado, varios pasajes del libro de Isaacson recuerdan a Jobs como un directivo autocrático que no podía ser cuestionado en su actuar ni en sus decisiones. Por ejemplo, según testimonios, cuando se proponía algo, él respondía ‘es una idea tonta’, después podía decir: ‘Esto vamos hacer’. Y si alguien quería decirle: ‘Es lo que te había dicho hace dos semanas y respondiste que era una idea tonta’, lo único que se podía hacer era afirmar: ‘Es una gran idea. Hagámoslo’, dice James Vincent, socio de una firma de publicidad contratada por Apple. Es probable que su estilo de dirección tal vez no fue el ideal, pero le funcionó a Jobs para hacer de Apple el gigante de la tecnología que es hoy.

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