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Teorias Contemporaneas De Pedagogia

irauhkalam4 de Marzo de 2013

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Universidad Sergio Arboleda

Escuela de Filosofía y Humanidades

“ TEORÍAS PEDAGÓGICAS CONTEMPORÁNEAS”

Términos y Nociones Clave:

Educación; Psicología; Docencia; Opus Dei; principales teorías del desarrollo cognitivo; eticidad pedagógica; aprendizaje significativo; intencionalidad educativa; enseñanza para la comprensión; psicología cognitiva, educación como proceso de formación personal; formación integral del hombre; inteligencias múltiples; aprendizaje consentido; inteligencia exitosa; educar para formar gente crítica, creativa, innovadora.

Resumen:

Se da cuenta de los puntos más importantes de las dos lecturas (textos base) de Pedagogía propuestas para el desarrollo de la cátedra de Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Humanidades; se analizan y resumen las propuestas educativas de cada autor tratado en ellas, realizando en lo posible un paralelo de coincidencias y diferencias en sus concepciones; se sintetizan y explican los “conceptos clave” de los documentos; se concluye con una apreciación global de los textos indicando abreviadamente su aporte específico para la Práctica Docente.

John Elliot: El carácter ético de la Pedagogía.

El profesor John Elliot, pensador y pedagogo reconocido internacionalmente como uno de los grandes precursores de la reforma de la práctica docente desde la década de los 80 del siglo pasado (junto con Lawrence Stenhouse y Barry MacDonald, entre otros), se caracteriza especialmente por reafirmar y profundizar la dimensión ética de la educación. Además, Elliott ha hecho resaltar que el valor de la práctica docente se encuentra no sólo en los resultados finales a que se dirige, no sólo en los objetivos que se propone lograr, sino en la misma intencionalidad educativa, esto es, en los principios y valores que rigen y conducen el proceso formativo del alumno. Elliot afirma que “una acción educativa no es la producción de estados finales extrínsecos, sino las cualidades intrínsecas que se ponen de manifiesto en la misma forma de llevar a cabo la acción (…) el significado intrínseco de las tareas e intercambios en los que se implican los alumnos, es el que va definiendo paulatina pero progresivamente el sentido y la calidad del desarrollo de los diferentes aspectos de su personalidad”.

Estas reflexiones lo llevan a tratar el tema del aprendizaje significativo, que será aquél en el que los alumnos no gasten su tiempo en la realización de actividades y en aprender contenidos sin tener ninguna razón o sentido para ello, sino que, por el contrario, tengan herramientas didácticas para no sólo aprender contenidos sino, además, el sentido y la necesidad de saberlos, no tanto de memoria, sino en la aplicación práctica y creativa de ese aprendizaje al interior de sus vidas. Así, se puede ver que en el aprendizaje significativo los estudiantes, además de aprender cosas, logran entender la naturaleza y necesidad de esos conocimientos, así como la mecánica del proceso, formándose a la vez íntegramente como personas (esto es, “consolidando una forma de concebir la realidad y su intervención en ella”).

Cabe recordar aquí que el concepto «Ética», en razón de su etimología y de la tradición filosófica occidental, también significa “construcción del propio carácter”; en este sentido, una pedagogía de carácter ético y un aprendizaje significativo serán aquellos que conduzcan al alumno al conocimiento, pero también a la formación de su propio carácter. John Elliot y Ángel I. Pérez hacen hincapié en que es tan importante el proceso (educativo) como los resultados; importa el producto, pero también los medios para conseguirlo.

Los valores, afirma, se encuentran precisamente en la práctica educativa. “Desde su punto de vista, y para no traicionar el propósito ético de toda actividad educativa, los objetivos pedagógicos deben analizarse para transformarlos en principios de procedimiento que rijan los intercambios y las actividades en el aula (…) Los valores educativos deben realizarse en los procesos de enseñanza-aprendizaje que tienen lugar en el aula y no a través de los mismos para la consecución rápida y eficaz de unos objetivos preestablecidos”.

“Elliott defiende con énfasis la necesaria reflexión conjunta de fines y medios y el análisis crítico de los instrumentos y procedimientos educativos”. Las actividades e intercambios que tienen lugar en el aula (el proceso pedagógico) se consideran verdaderamente educativos (o sea, éticos) cuando realizan los valores éticos de la comunidad; cuando, además de lograr el “conocimiento” (resultado final del proceso) requerido en los estudiantes, los hace reflexivos, críticos y creativos con respecto a la realidad.

Enseñanza para la Comprensión.

La actividad educativa es: un proceso que lleva a los alumnos a desarrollar sus potencias intelectuales y a construir su comprensión personal de la vida por medio de las estructuras públicas de conocimiento. Se trata de “un proyecto dirigido a facilitar el desarrollo de la comprensión” en los estudiantes. Para aclarar el sentido en que toma el concepto «Comprensión», Elliott se basa Stenhouse y Kemmins, para quienes la Educación consta de cuatro (4) procesos, a saber:

• Entrenamiento: (proceso para lograr) Desarrollo de habilidades.

• Instrucción: (proceso para lograr) Adquisición y retención de información.

• Iniciación: (proceso para lograr) Aceptación/compromiso con normas/valores sociales.

• Inducción: (proceso para lograr) Facilitar el acceso al conocimiento.

Estos cuatro procesos evidencian la imposibilidad de continuar con prácticas pedagógicas rancias, del tipo “neoconservador” -utilizando el término del autor-, donde se da el principio de eficacia y la primacía del producto por sobre el valor educativo: donde sólo importa el fin, pero no lo medios. “…el proceso didáctico que se propone facilitar su desarrollo no puede concebirse como proceso de inculcación, ni siquiera de orientación (…) sino como un proceso de inducción, de inmersión en un territorio sorprendente de elaboraciones personales”.

Finalmente el autor se plantea la cuestión de la reevaluación educativa al interior de la sociedad globalizada e industrializada en que vivimos, donde el estudiante es “bombardeado” permanentemente por los medios informáticos y por exigencias de actividades cognitivas tanto como el adulto. En este tipo de sociedad, donde el alumno ya llega con un collage de información (un “bosque de informaciones fragmentadas”) en la cabeza, la función de la práctica docente debe centrarse en la reconstrucción del “conocimiento vulgar con el que el niño se presenta”. Dicha reconstrucción consistirá, entre otras cosas, en el cuestionamiento por el origen y la ilación o relación contextuada de esas realidades (o esquemas mentales) con las que el estudiante ya se presenta al aula, debiendo hacerse el aprendizaje para el relevante o, como hemos dicho, significativo.

El Profesor como Investigador.

Expuesto el carácter ético de la docencia y la comprensión como eje de la intencionalidad del proceso educativo se hace necesaria la aclaración sobre el tipo de profesional necesario para llevar a cabo dicha empresa: se trata del profesor como profesional autónomo, que investiga, reflexionando sobre su propia práctica. El autor critica la orientación apenas técnica del docente, que en este sentido no es más que una herramienta intermedia y hasta desconoce sus fundamentos y finalidad.

Elliott propone al nuevo docente como un profesional íntegro, en la medida que se cuestiona e investiga, que se ha formado en el saber hacer y en el saber pensar; por eso, da tanta relevancia al concepto «Deliberación». Elliott apela, también, al carácter cooperativo (diálogo, contraste, comparición) de la deliberación práctica, en el sentido de desarrollar teorías apoyadas en la propia experiencia, pero también en la de los demás docentes; apoyadas en el propio cuestionamiento, pero también en las investigaciones de los otros. En una frase: el docente debe tener amor al educar y a educar, procurando hacerse siempre mejor en el difícil transcurso, y ayudando a los otros, a su vez, a hacerse mejores a lo largo del proceso. Tan ardua empresa sólo puede lograrse, de hecho, si hay una gran pasión por saber y enseñar.

“Así considerada, la práctica profesional del docente es un proceso de acción y de reflexión cooperativa, de indagación y experimentación, donde el profesor aprende al enseñar, y enseña, porque aprende; donde interviene para facilitar y no imponer ni sustituir la comprensión de los alumnos y, al reflexionar sobre su intervención, ejerce y desarrolla su propia comprensión”.

Estructurar mentes: formar personas.

Por su parte, las autoras colombianas Clara Inés Segura, María Claudia Malaver y Magda Rodríguez desarrollan un extenso ensayo sobre Pedagogía en la sociedad actual, producto de su investigación para la Maestría en Educación en la Universidad de la Sabana (Colombia), donde “se destacan las implicaciones para la educación de las principales teorías del desarrollo cognitivo, resaltando sus aportes dentro de un currículo basado en el concepto de educación como proceso de formación de la persona, y a tono con los retos y exigencias de la actual sociedad del conocimiento y de la globalización”. Este documento, preciso pero exhaustivo, cuenta además con una amplísima bibliografía por parte de las autoras, y su parte central consiste en la revisión y confrontación de las teorías cognitivas más importantes en el ámbito de la Psicología, vale decir, las de Jean Piaget,

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