La Practica Docente

PROPÓSITO

El propósito de este ensayo es mejorar la práctica educativa. Dando a los alumnos normalistas una referencia de lo que puede ser su práctica docente, los retos que enfrentan ante un grupo de primaria y cómo resolverlos; la importancia de llevar acabo un práctica coherente en relación a los planes y programas que la SEP emana y en el cumplimiento de los propósitos que han sido establecidos en cada asignatura.

Este ensayo podrá ser un marco de referencia sobre los temas más destacados que se pueden abordar sobre la labor docente.

Así mismo permite un acercamiento al trabajo en grupo que tanto profesores y practicantes normalistas llevan acabo, para darnos cuenta del papel trascendental que tenemos como enseñantes.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Zabala Vidiella Antoni.

La practica educativa. Cómo enseñar.

11° edición: noviembre 2006, España.

GRAO

Paginas 7-10.

Parga Romero Lucila.

Una mirada al aula. La práctica docente de las maestras de escuela primaria.

1° edición 2004, México.

Plaza y Valdez

147 paginas

Freir Paulo

Pedagogía de la Autonomía: Saberes Necesarios para la Práctica Educativa.

1° edición 1997, Brasil.

Siglo XXI editores S.A. de C.V.

Páginas 5, 30, 33.

Qué es la práctica docente

La práctica docente, se refiere al trabajo diario en un salón de clases, así como las relaciones que establecemos con alumnos, padres de familia y escuela, por lo tanto es de carácter social, objetivo e intencional pero no es tan sencillo como advertir que somos maestros y transmitimos conocimientos. Esa practica se a quedado relegada en pleno siglo XXI, ya no somos solo transmisores, somos inspiradores de mentes brillantes, somos formadores de seres humanos; nuestro trabajo no debe radicar en trasmitir el conocimiento de un alumno a otro, año tras año. Sino establecer una relación mediática entre el alumno y el conocimiento, permitiendo al primero acceder al segundo por diversas fuentes de información; y ¿cómo es esto? El alumno debe ser formado en nuestra practica con las herramientas necesarias para salir a la vida siendo competente en cualquier ámbito, debe tener la capacidad de aprender siempre, de investigar, de crear, de estudiar, de adquirir conocimientos de forma autónoma y en colaboración con la sociedad.

Nuestra práctica docente radica en una relación maestro-alumno; que permita aprendizajes significativos a los niños, en un ambiente de respeto, trabajo y colaboración y en la que el profesor ya no tiene el papel principal y no se centra en su trabajo sino en el del alumno. Las estrategias que se implementan, ya no deben satisfacer al maestro, deben permitir que el niño adquiera saberes, y su formación ya no es solo en conocimiento sino en valores y actitudes, cualidades que le darán una mejor calidad de vida y la oportunidad de relacionarse con iguales de una manera mas efectiva. No estamos formando memoristas o repetidores de contenidos temáticos, sino seres humanos, que tiene la capacidad de convivir en sociedad, de analizar críticamente información, comparar, observar, comprender y consultar diferentes fuetes de información.

Siendo así, la práctica educativa se condiciona a una sociedad, la educación depende de lo que la sociedad le exige al individuo aprender, es por eso el agregado, saber, saber ser y saber hacer, yo no solo importa lo que sabes, sino lo que eres y lo que haces, pues esto afecta directamente tu relación con la sociedad; esta es la finalidad de nuestra labor actual: la construcción; el constructivismo, nos habla de un niño que construye su propio conocimiento y que moldea sus actitudes y como toda construcción requiere de la participación y colaboración de varios actores, en este caso la escuela, los maestros, los padres de familia y el mismo alumno

Antoni Zabala en su libro “La práctica educativa. Cómo enseñar” (1995) pág. 7, se refiere a nuestro papel como enseñantes, haciendo referencia al objetivo de nuestra práctica; la finalidad que tenemos siendo maestros, y al propósito de estar frente a un grupo de clase, lo cita de esta manera:

“…Uno de los objetivos de cualquier buen profesional consiste en ser cada vez más competente en su oficio. Esta mejora profesional generalmente se consigue mediante el conocimiento y la experiencia: el conocimiento de las variables que intervienen en la práctica y la experiencia para dominarlas”

En definitiva si se conoce el papel que cada quien debe realizar, los objetivos serán más claro y cumplirlos será más fácil; los programas nos presentan en su inicio el perfil del alumno que se desea formar, pero también el propósito de esa formación, las posibilidades que el niño debe tener y des luego estos propósito presentan el reto al que el maestro debe enfrentarse, que requisitos debe cumplir y principalmente la formación profesional y ética que debe tener.

Esta formación la brinda el quehacer diario, en nuestras relaciones con alumnos, padres de familia y comunidad escolar se va formando nuestro carácter, nuestra experiencia y conocimiento; permitiendo enriquecer nuestra labor diaria y así mismo conocer las deficiencias que pudiéramos tener, base importante de nuestra tarea educativa; cada reto que enfrentamos, nos permite conocer la capacidad que tenemos para hacer frente estas situaciones, de valorar nuestro trabajo y reconocer nuestras fallas; pues al igual que el resto de los profesionales, todos nosotros sabemos que de las cosas que hacemos algunas están muy bien hechas, otras son satisfactorias y algunas seguramente se pueden mejorar.

Como formadores de niños, nuestra principal virtud debe ser la autovaloración, reconocer nuestros errores y aciertos y partir de ellos para mejorar nuestra labor día con día.

Esta capacidad de análisis, nos lleva a un siguiente eslabón, la habilidad para hacer frente a las dificultades o errores que pudiéramos tener, algo que el niño al que se

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