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La Practica Docentes


Enviado por   •  19 de Junio de 2013  •  3.677 Palabras (15 Páginas)  •  309 Visitas

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Capítulo 3.

LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS.

Un análisis a partir de la Práctica docente 1

Introducción

El problema de la educación constituye uno de los aspectos caóticos de las crisis por la que atraviesa la humanidad desde las últimas décadas del siglo

XX y que se agrava en la primera década del XXI. A pesar de los propósitos de los organismos internacionales, UNESCO, etc. de las declaraciones de principios y manifiestos a favor de un cambio positivo que permita gestionar el declarado derecho a la educación para todos, los sistemas educativos de todos los países del mundo «hacen agua». El Tercer Mundo debe afrontar las consecuencias de la nueva barbarie desatada por la globalización del sistema neoliberal en el orden económico, político, social y cultural. En el nivel educativo se constatan estadísticas escalofriantes en relación al creciente número de niños y adultos analfabetos, la imposibilidad de acceso y permanencia en el sistema escolar, la degradación de la función de la escuela que ha devenido prioritariamente un espacio de contención social postergándose los objetivos de la enseñanza. En América Latina las Reformas Educativas inducidas por el propio modelo neoliberal, sujetas a las exigencias impuestas por los organismos internacionales de financiamiento del cambio educativo, Banco Mundial, BID, no han cumplido con los objetivos expresados en las nuevas leyes de educación. Existen en la actualidad numerosos problemas vinculados a ellas que hablan a las claras de la urgencia de repensar y transformar su significación para posibilitar el proyecto de una institución educativa dispuesta a enfrentar los desafíos del futuro.

El sentido de la reforma educativa recobra su sentido en una dimensión humana, en el propósito de formar subjetividades cuyas prácticas sociales construyan y sostengan un sistema de vida democrático respetuoso de la dignidad del hombre, de la libertad y de sus derechos. La formación del sentido crítico acerca de la verdad y de la utilidad de unos conocimientos tampoco de nada serviría si no va acompañada de la exigencia de pensar y actuar cotidianamente en vistas al logro de una comunidad capaz de crear un universo ético, basado en el respeto, la justicia y la solidaridad.

La educación, entendida como un proceso social protagonizado por sujetos que se desarrollan relacionalmente en su peculiar situación, supone ciertos a priori históricos, es decir, ciertas condiciones de posibilidad. Las formas de la organización política, económica y social, las representaciones de los sujetos acerca del mundo y de sí mismos, el grado de desarrollo del conocimiento científico y tecnológico, los modos subjetivos del vivir y del pensar en la compleja trama de la cultura, condicionan las prácticas educativas y sus modos de concreción.

Las transformaciones producidas en el mundo durante las últimas décadas del siglo XX han impactado fuertemente en la estructura y dinámica de la sociedad creando otras condiciones de posibilidad de las prácticas educativas.

Cambios políticos, económicos y culturales profundos afectan todos los niveles de las prácticas sociales en la etapa actual del desarrollo capitalista

El advenimiento de la sociedad posindustrial, la expansión del sistema neoliberal como forma de organización planetaria en torno al mercado internacional, el formidable desarrollo de la tecnología y la electrónica junto a la construcción de redes de información-comunicación, la brusca disolución de la confrontación este-oeste, cuya metáfora encontramos en la caída del muro de Berlín; el extraordinario aumento de la población mundial acompañando del flagelo hambre y la miseria que azota enormes sectores de la sociedad; las asombrosas intervenciones tecnológicas en el orden natural posibilitadas por la biología molecular y la genética con impacto en el reino vegetal, animal y humano, son algunos de los acontecimientos que han perturbado hondamente nuestra realidad.

Las características de la cultura y del saber en la etapa posindustrial ha sido definida por Lyotard2 como posmoderna, destacando el protagonismo de las tecnologías informática y telemática en los procesos de producción, circulación y apropiación de conocimientos junto a la aparición de determinadas prescripciones que imponen el control y la lógica de esa comunicación El saber transformado en mercancía informacional se torna en un valor económico y político en vistas al desarrollo de estrategias industriales, comerciales y militares en la puja de los poderes internacionales y produce efectos sobre los poderes públicos, las instituciones civiles y la función del estado.

La revolución multimedia, ha producido modos de representación vinculados a la primacía de la imagen, de lo visible sobre lo inteligible a través de un poderoso aparato de formación que opera masiva y tempranamente construyendo en los niños nuevas relaciones entre ver y entender aún antes de que aprendan a hablar, a leer y escribir.

Sartori plantea la hipótesis de que la televisión no es sólo un medio de comunicación sino a la vez paideia, un instrumento que genera un nuevo anthropos, un nuevo tipo de hombre.

En el terreno de las ciencias han aparecido nuevos paradigmas que introducen problemas, conceptos, objetos, métodos en franca confrontación con la ciencia clásica y abren un campo de investigaciones que conduce a otros modos de organización del saber. Tal es el caso de la termodinámica de los procesos alejados del equilibrio, que introduce el problema del tiempo irreversible, el azar, la incertidumbre, el caos, la complejidad, y crea otras condiciones para la experiencia científica a través de nuevos instrumentos matemáticos que permitirán construir modelos y procedimientos explicativos absolutamente novedosos.

Por otro lado, el estatuto de la ciencia como el resultado neutro y objetivo de la actividad investigativa, descontextualizada de sus condiciones de producción, eximida de responsabilidad social, ha sido sometido a una dura crítica desde nuevas perspectivas epistemológicas. El conocimiento científico, a partir de ahí, será entendido como un proceso relativo a sus condiciones históricas de producción, a formas y estilos de construcción, a modos específicos de legitimación y circulación social, vinculado a regímenes de verdad y de poder.

Desde la ciencia y la filosofía se ha instalado la crítica de cierta forma de la racionalidad científica que desde el surgimiento mismo de la ciencia moderna, y asociada intereses políticos y económicos de las grandes potencias, posibilitó el establecimiento de sistemas de relaciones del hombre con la naturaleza apoyados en técnicas

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