La vida en las aulas. Capitulo primero: Los afanes cotidianos

La vida en las aulas. Capitulo primero: Los afanes cotidianos. JACKSON, P.W.

Dentro de la vida escolar hay algunas cuestiones que se vuelven cotidianas. La asistencia a la escuela se realiza en ocasiones con fastidio, es por ello, que se debe de reflexionar sobre la experiencia que viven los alumnos, los cuales han reducido su memoria del día escolar en un corto número de acontecimientos, esto lo explicado por el autor como que desde el punto de vista del interés humano, a no ser que hay ocurrido algo interesante, no tiene sentido hablar de la experiencia.

Los antropólogos han ayudado a aprender a apreciar el significado de la cultura de los elementos monótonos de la existencia humana. Esto es lo que se debe de tener muy en cuenta cuando se trata de comprender la vida que se lleva en las aulas.

En las aulas de clase el docente llega a interesarse más que nada en los actos definidos como mala conducta, y suele dejarse un lado  el conocimiento. Para apreciar el significado de los hechos intrascendentes del aula, es necesario considerar la frecuencia de su aparición, la uniformidad del entorno escolar y la obligatoriedad de la asistencia diaria, esta última refiriéndose específicamente al gusto o la obligatoriedad que sienten los niños al asistir a la escuela; esto de vital importancia debido a que las horas que los niños pasan en el área escolar es un poco más de la décima parte de su vida.

Rara vez se ve un aula más que como lo que es, sólo un aula. Y esto no quiere decir que todas las aulas son idénticas, existen claras diferencias. En su esfuerzo por hace más hogareñas las aulas, nosotros  profesores de primaria dedican un tiempo considerable para su ambientación. Contando con elementos similares como: la mesa del profesor, mapas enrollados, papelera, sacapuntas, entre otras e incluso los olores llegan a ser similares. Aunque también hay algunos cambios no muy radicales durante el ciclo escolar. Debe haber un orden en el aula, los objetos se encuentran en su lugar, así como el alumno tiene un lugar asignado.

Un aspecto final de la estabilidad es la calidad ritualista y cíclica de las actividades realizadas en el aula. Un ejemplo de ello es el horario de clases en donde se le asigna un día y hora específica a cada asignatura. Aunque cabe destacar que la escuela es diferente a otros lugares no solamente por el proceso de enseñanza aprendizaje que en ella se vive, sino por muchos factores más.

Aprender a vivir en el aula supone, entre otras cosas, aprender a vivir en el seno de una masa. La escuela también es un lugar donde la división entre el débil y el poderoso está claramente trazada. Los alumnos llegan a enfrentarse  al proceso de supervivencia de diferentes maneras:

• Miembros de una masa.
• Receptores potenciales de elogios o reproches.
• Peones de las autoridades institucionales.

Otra de las tareas que llega a consumir al profesor, por lo menos dentro de la escuela primaria, es la de servir como proveedor. El espacio y los recursos materiales del aula son limitados y debe distribuirlos juiciosamente, ya sea por los que lo merecen o solamente por un espacio de tiempo.

Todas estas acciones que se han mencionado anteriormente, responden de un modo y otro, a la condición de amontonamiento dentro de las aulas.

Dentro de la vida escolar el autor nos habla de cuatro rasgos: la demora, el rechazo, interrupción y la distracción social. Los cuales intervienen en la vida cotidiana del aula. Si los alumnos se enfrentan equilibradamente con las exigencias de la vida en el aula, estos deben de aprender a ser pacientes. El hecho de la desigualdad de poder es otra de las características de la vida en el aula a la que deben de acostumbrarse los estudiantes.

En la vida cotidiana de las alas no se puede dejar por un lado la evaluación, la cual constituye un hecho importante debido a que se considera como un proceso que se le presenta al alumno con una serie de demandas determinadas a las que debe adaptarse. Siendo un ejemplo y utilizado muy frecuente como forma de evaluación, los exámenes. El docente se considera como la principal fuente de evaluación, aunque este no es el único, también llegan a participar los alumnos formulando una serie de juicios a sus compañeros y también existe la autovaloración.

La evaluación de las cualidades personales de los alumnos por parte del profesor toma frecuentemente materias como la capacidad intelectual general, el nivel de motivación y su contribución al mantenimiento de un aula bien regida.

Las prácticas escolares relativas a comunicar evaluaciones positivas probablemente menos consecuentes que las que informan evaluaciones negativas. La mayoría de los alumnos aprenden pronto que los premios se otorgan a los que son buenos, y esto los motiva, esto es a lo que llamamos el uso del conductismo en las aulas.

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